Soñar no cuesta nada, reza el dicho popular, y aunque es gratis y esta al alcance de todos, muchas veces nos da miedo tener anhelos. Te has preguntado el por qué: Simple, tenemos miedo a la desilusión.
Cuando llevamos tantas desilusiones en nuestra vida, nos convencemos que es mejor no esperar nada, porque de esta forma todo es ganancia. Si no te ilusionas, no te desilusionas y así sufres menos. ¿En realidad crees esto? ¿Qué tanto bien te está haciendo esta creencia?
Hay que recordar que todo comienza en la mente, cada idea, cada invento, cada empresa o hasta cada enamoramiento, se origina en nuestros cerebros. Las grandes y las pequeñas cosas que realizamos comenzaron como un pensamiento, como una idea que parecía imposible o poco posible.
En la medida que tu le des poder a tus sueños, se volverán en pensamientos recurrentes, se convertirán en creencias, éstas en hábitos y al final serán una realidad.
Entonces, sueña lo que quieras, desea lo imposible, lo posible, lo inalcanzable, lo impensable. Poco a poco, con disciplina, constancia y fe, un día mirarás al pasado y te darás cuenta que lo imposible se hizo posible.
Ahora, te pregunto, crees que todos los anhelos deben realizarse. Pasa ese sueño por diferentes filtros: ¿ Es algo positivo, te es útil, daña a otras personas, puedes ponerle una fecha de realización, estas en el momento ideal para disfrutarlo, qué tendrás que sacrificar para conseguirlo, cómo cambiaría tu vida?
Una vez que te hallas contestado a estas preguntas, podrás saber si ese sueño vale la pena.
Abre tus alas, vuela alto, no importa que hoy no tengas alas, a la oruga le es posible volar cuando se convierte en mariposa.
Dale poder a tus sueños, ponte metas cortas y a trabajar por esa meta. Vale la pena, tu lo vales! Si te equivocas no importa, si no se realiza en el tiempo que creerías, no te detengas, lo que vale la pena merece el esfuerzo y la espera.
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